La relación de Abidin y Suna atraviesa uno de sus momentos más delicados. Aunque el amor entre ellos es más que evidente, las presiones familiares amenazan con separarlos para siempre.

Abidin ha ido a verla una vez más. Solo quiere estar con ella, aunque cada encuentro se vuelva más arriesgado. Suna está tensa. Su padre sospecha y, cada día, su control es más asfixiante. A pesar de todo, Abidin no puede ni quiere alejarse de la mujer que ama.

Por su parte, Kazim sigue empeñado en casar a su hija con alguien a quien no ama, y el compromiso ya está cerrado. Aunque Suna intenta ganar tiempo, su padre no deja de presionarla con gritos e imposiciones.

En medio de todo esto, Abidin se ha fijado en algo que lo ha roto por dentro: el anillo de compromiso en la mano de Suna. “¿Bajas con ese anillo en el dedo y me dices que me vaya?”, le ha dicho casi llorando.

Suna ha intentado explicarse, pero las palabras ya no bastan. Abidin le ha propuesto huir juntos, dejarlo todo atrás. Pero ella no puede: “Es mi deber”.

A pesar del rechazo, ella le ha enseñado que lleva en un colgante el anillo de compromiso que le regaló. Abi está en su corazón y eso nadie se lo puede quitar.