“Begoña y Andrés vuelven a discutir por Gabriel – Sueños de Libertad“
En los próximos episodios de Sueños de Libertad, la tensión entre Begoña y Andrés se recrudece, una vez más, por un motivo que ya no puede ocultarse: Gabriel. Lo que comenzó como una simple diferencia de criterio se ha transformado en una batalla emocional que pone a prueba los cimientos del matrimonio. En este nuevo capítulo, una discusión entre ambos se convierte en el reflejo de todo lo que ya no funciona entre ellos… y todo lo que sigue sin decirse.
Desde que Gabriel llegó a La Promesa, su presencia ha generado una especie de grieta silenciosa entre Begoña y Andrés. Mientras ella lo ve como un hombre noble, trabajador y víctima de un trato injusto por parte de algunos miembros de la familia, Andrés no puede evitar desconfiar de él, especialmente al percibir la complicidad creciente entre Begoña y Gabriel. Cada gesto, cada conversación, cada mirada entre ellos es interpretada por Andrés como una amenaza directa.
En este episodio, el enfrentamiento entre los esposos alcanza un nuevo punto de inflexión. Begoña intenta explicarle a Andrés que sus constantes reproches hacia Gabriel no solo son injustos, sino también injustificados. Le exige que deje de perseguirlo sin pruebas y que respete su espacio, recordándole que Gabriel ha demostrado sobradamente su lealtad y buen carácter. Pero Andrés, cegado por los celos y el orgullo, se niega a escuchar.
Las palabras suben de tono rápidamente. Andrés le reprocha a Begoña su actitud, acusándola de defender a Gabriel más de la cuenta, insinuando que sus sentimientos hacia él podrían ir más allá de la simple empatía. El comentario, frío y venenoso, hiere profundamente a Begoña, quien reacciona con una mezcla de dolor e indignación. Le recuerda todo lo que ha sacrificado por ese matrimonio, todo lo que ha aguantado, y lo poco que recibe a cambio.
Esta discusión no es solo por Gabriel; es el reflejo de años de silencios, frustraciones acumuladas y heridas no cerradas. Begoña le reprocha a Andrés su falta de confianza, su necesidad de controlarlo todo, su manera de invalidar sus emociones y su punto de vista. Le deja claro que su vida no gira únicamente en torno a él, y que tiene derecho a pensar y sentir diferente, incluso si eso lo incomoda.
Andrés, lejos de calmarse, responde con más dureza. Le exige que tome distancia de Gabriel, que deje de involucrarse en sus asuntos. Pero Begoña, por primera vez, le planta cara con firmeza: no permitirá que sus celos irracionales arruinen su vínculo con alguien que ha demostrado ser sincero y generoso. Le advierte que, si continúa con esa actitud, ella empezará a tomar decisiones que podrían cambiarlo todo.
Mientras esta tormenta emocional ocurre entre ellos, Gabriel, ajeno a los detalles pero consciente de que su presencia ha desatado un conflicto, comienza a considerar la posibilidad de alejarse por su cuenta. No quiere convertirse en la causa de una ruptura, aunque también sabe que no ha hecho nada malo. Su silencio, su actitud respetuosa, y su voluntad de mantenerse al margen, contrastan fuertemente con la actitud cada vez más errática y autoritaria de Andrés.
Lo que este capítulo deja claro es que la figura de Gabriel se ha convertido en un catalizador de verdades incómodas. Ya no se trata de él como persona, sino de lo que representa para Begoña y Andrés. Para ella, es la prueba de que existen otras formas de respeto y cercanía. Para él, es una amenaza a su rol de esposo y patriarca.
La discusión deja cicatrices profundas. Ambos terminan el encuentro con la sensación de estar más distantes que nunca. Begoña, dolida pero decidida, se repliega emocionalmente, mientras Andrés, en lugar de reflexionar, comienza a urdir una nueva estrategia para quitarse a Gabriel de en medio. Lo que antes era desconfianza, ahora se transforma en obsesión.
Este episodio marcará un antes y un después en la relación de los tres personajes. La pareja atraviesa una crisis que ya no puede disimularse, y Gabriel queda atrapado en medio de una batalla que no ha provocado, pero que amenaza con destruirlo. En Sueños de Libertad, la línea entre el amor, los celos y la destrucción es cada vez más delgada… y cruzarla puede tener consecuencias irreversibles.