Evren le pide perdón, pero las palabras ya no bastan. Para Bahar, algo se ha roto de forma irreversible.

No es solo la mentira, ni siquiera el engaño: es la pérdida de una seguridad emocional que sostenía todo lo demás. El cirujano que una vez fue su refugio se ha convertido en el epicentro de sus dudas.
Por más que él le hable con ternura, con esa voz que antes le bastaba para calmar cualquier tormenta, ahora lo que ella escucha es ruido, confusión, y una pregunta persistente que no se quiere apagar: “¿Qué hay de verdad en lo que vi?”
La desconfianza lo tiñe todo. Bahar no solo ha dejado de confiar en Evren, ha empezado a cuestionar sus propias percepciones. “Si no fui capaz de ver esto, ¿cómo sé que todo lo demás fue real?”, se pregunta, atrapada entre la necesidad de protegerse y el deseo de recuperar lo perdido.