En Una nueva vida, los villanos no siempre llevan un cartel que los delate. Tarik y Saffet Ihsanli, los herederos de una de las familias más poderosas de Estambul, han dejado claro que sus intenciones no tienen nada de románticas. Su objetivo es casarse con Seyran y Suna, cueste lo que cueste… incluso si para ello deben recurrir a la manipulación, la presión y el miedo.

Tarik parece el yerno perfecto. Educado, amable y siempre impecable. Pero bajo esa fachada, se esconde un hombre peligroso. Obsesionado con Seyran, no acepta un no por respuesta. Y lo que siente por ella no es amor: es obsesión.
Para él, Seyran es un trofeo que debe conseguir para demostrar su poder. Además, su rivalidad con Ferit no es solo familiar, es personal. Y su mente, dominada por una obsesión enfermiza, ya ha cruzado demasiados límites. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar para obligarla a ser su esposa?

Y si Tarik es frío y calculador, su hermano Saffet es todo lo contrario. Inmaduro, torpe, invasivo… y completamente fuera de control. Su comportamiento ha incomodado a todos, pero lo más grave es que nadie en su familia parece frenarle.
Obsesionado con Suna, la hermana de Seyran, su forma de actuar ha dejado claro que no entiende de respeto, ni de límites. Para el menor de los Ihsanli, la fuga de Suna de su propia boda no representa el fin de la relación, si no el comienzo de un juego inquietante de poder que está dispuesto a jugar con ella.
Además, Saffet siente una fijación sexual por los pies, un fetiche que ha incomodado a Suna desde el principio y que revela una forma de deseo retorcida, dominada por el poder y la sumisión.