El especial conmemorativo por el episodio número 300 de ‘Sueños de libertad’ ha traído consigo una de las confesiones más sinceras y reveladoras de Natalia Sánchez.

Invitada al plató de ‘Y ahora, Sonsoles’, la actriz reflexionó sobre el impacto que tuvo alcanzar la fama siendo apenas una niña gracias a su papel en la popular serie ‘Los Serrano’, y compartió el precio emocional que ha pagado por ello.

Su testimonio llegó después de que sus compañeros Víctor Elías y Fran Perea se sinceraran sobre los efectos de aquella repentina popularidad. Sánchez no tardó en expresar lo que muchos espectadores desconocen: “No podíamos hablarlo con nadie más, porque no había nadie en ese momento en esa misma situación”. Una soledad compartida entre adolescentes convertidos en iconos mediáticos, sin referentes ni guía para asimilar lo que les estaba ocurriendo.

Aunque asegura sentirse “privilegiada” por haber vivido tantas experiencias a una edad tan temprana, Natalia no oculta que su profesión también tiene una cara menos luminosa. “Cuando eres pequeño eres muy vulnerable y estás más expuesto”, reconocía. Desde esa vulnerabilidad, afrontó los desafíos emocionales que llegaron con la fama: “He podido gestionarlo lo mejor que he podido”, explicaba con sinceridad.

La actriz quiso resaltar lo importante que fue tener cerca a personas que comprendían lo que estaba viviendo. “Sin Víctor no habría podido gestionar todo aquello. Al final compartimos muchas cosas. Víctor tenía una vida muy difícil y nos apoyábamos como una familia”, declaró con emoción. La relación con Elías fue clave para sobrevivir a ese torbellino emocional que, en algunos casos, tuvo consecuencias más graves para otros compañeros.

Más allá del afecto y la comprensión de sus seres queridos, Natalia Sánchez ha contado con una herramienta fundamental para mantener el equilibrio emocional: la terapia. Con naturalidad y sin tabúes, afirmó: “Llevo en terapia desde que tengo once años y la sigo haciendo porque creo que es como ir al gimnasio pero del alma y de la mente. No la voy a dejar nunca porque creo que es necesario, tengas este tipo de vida o no. Las herramientas hacen falta siempre”.

Con esta intervención, la actriz pone palabras a una experiencia que muchas veces queda silenciada: las dificultades de crecer bajo el foco. Su mensaje no solo dignifica la salud mental, sino que invita a reflexionar sobre los efectos de la fama en los más jóvenes. Una voz que, tras años de silencio, hoy se convierte en altavoz para muchos.